
La bahía en zapatillas… de deporte.
¿Qué piensan los 5.000 atletas cuando están en la salida? Un recorrido de 42.195 km que serpentea por la emblemática bahía que cambia conforme sube la marea. El mar recupera cada día sus derechos a la hora convenida. Una hora maldita para los corredores que se pueden encontrar con el agua por los tobillos. Para los últimos, la maratón del Monte se transforma en una maldición: cada paso es un desafío al mar y no les queda más remedio que olvidarse de que a escasos metros se alza un precioso monumento surgido de un mar de plata. El Mont-Saint-Michel está clasificado como patrimonio mundial de la humanidad y los corredores quizá rezan al arcángel San Miguel para que conduzca sus zapatillas mojadas hasta la meta. Solo los mejores llegan hasta Cancale.