guerandealexandrelamoureux-validite2028-mg-1177.jpg
©Alexandre Lamoureux
La ruta de la sal, de Redon a CroisicLa ruta de la sal, de Redon a Croisic
Idea de estancia

La ruta de la sal, de Redon a Croisic

Desde los almacenes de sal de Redon hasta las marismas de Guérande, pasando por La Roche-Bernard, antiguo puerto comercial, sigue el rastro del «oro blanco» bretón…

Sugerencia para
3 días

De un vistazo

Vive una estancia llena de sabor… ¡a la que no le falta sal! La cosechada en las marismas de Guérande, por ejemplo. Este preciado «oro blanco» se transportaba otrora desde el puerto de Le Croisic a los almacenes de sal de Redon. Haz el mismo viaje, pero a la inversa, siguiendo el tranquilo curso del Vilaine. Por el camino, detente en la pintoresca ciudad de La Roche-Bernard, un antiguo puerto comercial muy floreciente en aquella época. Y no olvides probar la sal de Guérande: ¡sin duda, la mejor! 

Pasea por Redon y descubre el puerto antiguo y sus almacenes de sal

Comience el día… donde comenzó todo: en la abadía benedictina de Saint-Sauveur de Redon. El edificio, alrededor del cual creció la ciudad portuaria, fue determinante en el auge de las marismas de Guérande. Gran parte de las salinas de Guérande pertenecieron de hecho a los monjes benedictinos. Observa la magnífica torre románica de la abadía, con sus pequeños arcos y columnas de arenisca roja y de granito.

Luego baja al Vilaine y pasea tranquilamente por el puerto antiguo, donde otrora atracaban los barcos que remontaban el estuario, cargados con sal de Guérande.

Descubre, a lo largo del muelle Duguay-Trouin, las fastuosas casas de armadores que evidencian la gran actividad comercial de entonces. Sin olvidarte de los antiguos almacenes de sal: ¡visita obligada!

  • Disfruta de un paseo insólito por las entrañas de Redon: accesible en verano con visita guiada, el subterráneo de la abadía de Saint-Sauveur llega al pie de las murallas, en quai Saint-Jacques.
  • Y, si prefieres más acción, ¡atrévete con los «Défis de l’Oust«! Desde Redon, sube a la bici y recorre con amigos o familiares el canal Nantes-Brest hasta la isla de Pies (de mayo a septiembre).

Paso por La Roche-Bernard y luego rumbo a Guérande

Después de un buen desayuno, visita La Roche-Bernard. Construida sobre un promontorio de granito, esta pintoresca ciudad domina el río Vilaine. ¡Un río y una ciudad que han visto pasar a muchos buques mercantes!

Recorre el casco antiguo para conocer mejor este pasado comercial. Pasa por la rue de la Saulnerie, bordeada de antiguos almacenes de sal donde el barón de La Roche-Bernard guardaba la sal recolectada gracias a los impuestos. Llegarás entonces al antiguo puerto, donde amarran aún algunos antiguos veleros. ¡Una flota de lo más particular!

Por la tarde, descubre Guérande, la ciudad de la sal por excelencia. Tómate el tiempo para pasear por las callejuelas del recinto intramuros, visitar la colegiata… ¿Quieres un buen consejo? Recorrido la ciudad antigua desde el exterior para apreciar mejor la belleza de sus murallas.

  • Alfarero, maestro perlero, vidriero… Hasta una docena de artesanos ejercen su talento en el centro histórico de La Roche-Bernard. ¡Descubre cómo trabajan en sus talleres!
  • De abril a octubre, conoce Guérande con una visita guiada: la historia de la ciudad, su patrimonio oculto, el campanario de la colegiata… ¡hay varios temas para elegir! Y, para los niños, se proponen divertidas búsquedas del tesoro.

En busca del «oro blanco»en las marismas

Por la mañana, ve a la fuente del «oro blanco»: ¡las marismas! Detente primero en la Maison des Paludiers: la exposición, la visita a la salina y el encuentro con profesionales te permitirán descubrir los secretos de un oficio milenario. Luego puedes visitar los pueblos salineros de Batz-sur-Mer: Kervalet, Trégaté, Kermoisan y Roffiat. ¡No te pierdas el Museo de las Marismas!

Luego, ve a Le Croisic, desde donde, tras el cese de la actividad de transporte desde Guérande, se comenzó a enviar la sal bretona a Gran Bretaña y al norte de Europa.

Pasea por los muelles del puerto y por las calles empedradas de esta pintoresca ciudad casi insular. ¡Sus casas con entramado de madera y palacetes de granito le dan un ambiente de época!

  • Frente a la punta de Pen Bron, el puerto de Le Croisic marca la entrada al Grand Traict, la puerta de entrada al mar hacia las marismas de Guérande.
  • Para quienes no se marean en el mar, de mayo a septiembre, Le Galipétant asegura la travesía entre la punta de Pen Bron y Le Croisic, así como paseos en barco.

Nos gusta

  • Maravillarnos con el mosaico de formas y colores de las marismas de Guérande y conocer a los salineros, herederos y guardianes de este frágil y sensible patrimonio.
  • Seguir las márgenes boscosas del Vilaine, desde Redon hasta Le Croisic. Disfrutar de las impresionantes vistas del río desde la roca de La Roche-Bernard. ¡Más bonito si cabe al atardecer!

Descargar notas de viaje

Toda la información del sitio y más en un archivo pdf .

Descubre otras ideas de estancia

Web Oficial de Turismo de Bretaña
Cerrar