El amanecer en la montaña
Para que las piernas entren en calor llega la primera subida a través de las landas cubiertas de hierba de Saint Antoine, de perales silvestres, de aliagas… La naturaleza se despierta al mismo tiempo que nuestro grupo. Por encima de los helechos, entre dos peñascos, el guía nos señala el monte Saint-Michel de Brasparts, el Tuchenn Gador, el Roc’h Trévezel, el lago de Brennilis… A nuestros pies, los mantos de bruma juegan entre los brezos. A lo lejos, la bahía de Morlaix centellea con los primeros rayos. Cada cual puede elegir su pico preferido. Yo tengo cierta preferencia por las cúpulas de los Tuchenn, mientras que otros se decantan por las agujas de los Roc’h. Despuntando entre el paisaje, los campanarios de Commana o Plonéour-Menez recuerdan la prosperidad histórica de esta región.
