De 1901 a 1954, la pesca de la sardina fue el motor de la conservera familiar. Con sus edificios, herramientas y colecciones todavía intactos, el lugar es uno de los pocos de Europa que aún puede dar testimonio de la aventura conservera marítima del siglo pasado. ¿De dónde procedía el pescado? ¿Cómo se fabricaban las pequeñas latas de metal? ¿Cómo vivían los trabajadores y sus familias? Guiada o autoguiada, la visita recorre los talleres y el propietario. Descubrirá cubos de serrín, prensas de condimentos, mesas de engrasado, secaderos... ¡e incluso el despacho del jefe y la caja fuerte de la empresa! A lo largo del año, el museo acoge un variado programa cultural de exposiciones temporales, encuentros, conferencias, proyecciones, visitas narradas y veladas musicales.
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