Varanos, iguanas, lagartijas... Pero también pitones, boas, cobras, crótalos, etc. Lo más selecto de la fauna exótica de sangre fría se arrellana en los estanques del terrario de Kerdanet. Pierre y Katell son los dueños del lugar, abierto al público desde hace treinta años. El padre y la hija son apasionados. Recogen animales abandonados, perdidos o decomisados por los servicios aduaneros. Pronto se alcanzarán las 250 tortugas, una centena de serpientes, una simpática familia de cocodrilos... El refugio familiar crece. Los visitantes pasean libremente entre los terrarios y el vivario (30°) con el folleto explicativo en la mano. No os apresuréis, mirad bien. Las ranas europeas comunes son juguetonas y los geckos son tímidos. No estáis soñando. Aún estáis en Bretaña.
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