Colibri

"Cocina dinámica y vinos vivos" es el subtítulo de este restaurante situado en el corazón de una de las ciudades más atractivas de Bretaña. Con un telón de fondo de madera clara, piedra antigua y un sorprendente "fresco" natural, las pequeñas manos de la casa ponen la mesa bajo el techo de cristal del jardín de invierno y en el comedor abierto a los fogones. Dos ambientes pero la misma deliciosa cocina. ¿Lo esencial? Productos de calidad, por supuesto de temporada y preferiblemente locales. Nada es inamovible: la carta, al igual que los platos del mediodía y el menú degustación, cambia casi a diario, en función del mercado y de las disponibilidades. Y, respetando la tradición, los chefs no dudan en abrir las posibilidades del bistró, con un rollito de primavera, atún rojo y dashi cremoso, carbonero, agua de tomate, calabacín y polen, ave confitada, berenjena y miso, o un bizcocho de almendras, fresas y leche de ribot. En cuanto a los vinos, hay algunos buenos clásicos con un fuerte sabor orgánico.

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