Dar de comer a las gallinas, ver ordeñar a las vacas de madrugada, relajarse en una tumbona en un entorno verde... Las vacaciones en la granja de Anne y Philippe son activas, curiosas y 100% naturales. En pareja o en familia, se alojará en una casita de piedra apartada de la explotación lechera y del taller de vacas nodrizas. La terraza da a los pastos y se convierte en comedor cuando hace buen tiempo, con las tranquilas vacas de Limousin como únicas vecinas. En invierno, el fuego de la estufa de leña calienta el ambiente, lejos del bullicio. El resto del año, podrá pasear por Vannes, Rochefort-en-Terre y los mercados medievales de la cercana Questembert. ¿Le apetece un chapuzón en el mar? Diríjase a las playas de Damgan y Billiers, a 20 minutos en coche. ¿Te duelen los pies? La región está llena de magníficas rutas de senderismo, antes de volver a la granja para relajarse y ponerse al día.
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