Este hotel, el más antiguo de la isla, ha acogido a generaciones de veraneantes, ofreciéndoles una vista inmejorable del animado Port du Palais. Por la mañana, despiértese con el suave sonido de las olas y pasee hasta el mercado para descubrir los tesoros del mar, pescado y marisco recién capturado. En cuanto a las habitaciones, puede elegir: con vistas al mar para respirar un auténtico soplo de aire yodado, o con vistas a la ciudad para admirar el encanto de las callejuelas de Belle-île. Todas son espaciosas, con grandes camas a la italiana. Para los viajeros independientes, las suites con entradas independientes garantizan su intimidad. Desde el hotel, tome la GR®340 y descubra la diversidad de una isla que hace honor a su nombre, con dunas salvajes, calas paradisíacas y extensiones de arena blanca.
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