El bisabuelo era arqueólogo y al descubrir el túmulo (tumulus, en francés) que alberga una tumba del neolítico, compró el terreno situado al lado para construir una casa. Con el paso de las generaciones y los cambios arquitectónicos, la casa se convirtió en hotel con encanto y con carácter, un "relais du silence", así como el lugar ideal para renovarse. Dispone de una zona de descanso con piscina climatizada, jacuzzi y hammam. El bienestar se prolonga en las cabinas, donde una profesional de la salud realiza tratamientos corporales y faciales, a base de productos biológicos. Las habitaciones y las suites, algunas situadas en la villa Joséphine a 150 m del hotel, son espaciosas, elegantes y muy acogedoras. Cada una tiene un estilo único. Los revestimientos de madera dan sensación de calidez y bienestar. Cuando llega el momento de reponer fuerzas, se puede optar por una cocina gastronómica creativa, que se sirve por la noche, o bien por tentempiés a base de productos artesanales locales, servidos al mediodía y por la noche en la terraza o en el bar, que también resulta acogedor. Los vinos proceden de la agricultura biológica.
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