Es un lugar para los visitantes asiduos, sinónimo de tranquilidad. En un entorno único, bordeada por la playa y un jardín, la villa se renueva para preservar el placer de vivir a la orilla del mar.
¿Disfrutar la playa en cuanto os despertéis? Es la promesa que cumple el hotel que goza de la apacibilidad del Atlántico. La villa, acurrucada entre el canal y el casino, es una de las últimas de Baule en hacer honor a los años 1900. Las techumbres, balaustradas y vidrieras demuestran su elegancia. El parque, mantenido con esmero, prolonga el encanto de las fachadas. En el interior, 69 habitaciones permiten disfrutar estancias y fines de semana tranquilos. El bar y el restaurante, con terraza que da a la playa, se inspiran en la región. Desde el hotel parten excursiones para descubrir la Côte d'Amour. Asimismo, podréis ir a Guérande o Nantes... o a la talasoterapia para variar los placeres.










