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©Yannick Le Gal
Encantadores pueblecitos pesqueros en el sur de BretañaUn itinerario ideal entre tierra y mar
Idea de estancia

Encantadores pueblecitos pesqueros en el sur de Bretaña

Tierra o mar, ¿qué eliges? El sur del Morbihan ofrece una gran variedad de paisajes, ciudades con encanto, puertos pintorescos… ¡Descubre en 6 días las visitas obligadas! ¡Sigue la guía!

Sugerencia para
6 días

De un vistazo

¡Bienvenido al sur de Bretaña! Esta región te encantará con su gran variedad de paisajes, sus ciudades con encanto, sus puertos pintorescos y esos pequeños placeres de la vida que nos hacen sentir tan bien… ¡como una degustación de ostras con vistas al golfo del Morbihan! ¡No te lo puedes perder! Un itinerario que te llevará a la costa, a la isla de Groix, a Saint-Goustan, hasta el final río Auray, desde los meandros de la ría de Étel hasta las callejuelas empedradas de Rochefort-en-Terre. ¡Seis días, entre tierra y mar!

Groix, la isla de los mil y un tesoros…

Desde el puerto marítimo de Lorient, pon rumbo a Groix. Al llegar a la isla, siente el suave ritmo de vida insular.

En Port-Tudy, observa el alegre espectáculo del desembarco de pasajeros y mercancías. Subiendo hacia el pueblo, podrás admirar preciosas casas de armadores con fachadas coloridas. Por la mañana, pasea por el mercado con sus puestos llenos de abulones, mejillones, pescado fresco… ¡Irresistible!

Descubre los tesoros de la isla de Groix, como la playa de Sables-Rouges y sus sorprendentes reflejos granates, o la de Grands-Sables, única playa convexa de Europa y que se desplaza debido a las corrientes y al viento… A lo largo del recorrido encontrarás puntas agrestes cubiertas de páramo, puertos y calas escondidos, megalitos, capillas y pueblos encantadores.

Y, si te pierdes, pregunta sin miedo a cualquier paisano: ¡los habitantes de Groix tienen un increíble sentido de la hospitalidad!

  • Entre Groix y Hennebont, la rada de Lorient ofrece unas condiciones de navegación excepcionales y seis puertos encantadores.
  • Con 40 km de vía verde, la bici será sin duda tu mejor aliada para moverte por Groix. También puedes optar por un vehículo eléctrico.

Paseo con la ría de Étel de fondo

Para empezar el día, nada como un agradable paseo por la ría de Étel. El sendero de Blignac, balizado de color amarillo, comienza a la altura de Pont-Lorois, en Belz. Al pasar bajo el edificio, fíjate en la fuerza de la marea que marca la pauta de este brazo del mar. ¡Impresionante!

A lo largo de 4 km, la ría de Étel desvela sus paisajes llenos de color: islotes, lagunas, pantanos, parques ostrícolas… Observa por el camino los charranes y las garzas que frecuentan el lugar. Este sendero de fácil acceso te conducirá hasta el Moulin du Sach, un antiguo molino de marea. Bordeando el estanque de Bignac, volverás al punto de partida.

Después del paseo, tómate el tiempo de pasear tranquilamente por los muelles de Étel, desde donde podrás disfrutar de la mejor perspectiva sobre los emblemáticos restos de los arrastreros de Magoüer. Un cementerio de barcos que refleja el pasado del puerto atunero de Étel. Conmovedor…

  • La ría de Étel, pequeño mar interior, sinuoso y salpicado por unos veinte islotes, enamora con su naturaleza virgen y sus luces y colores que cambian al ritmo de las mareas.
  • ¡La pequeña isla de Saint-Cado es una visita obligada de la ría de Étel! Desde el puente de piedra podrás disfrutar de una magnífica vista de la célebre casa con contraventanas azules de Nichtarguer. ¡Prepara tu cámara de fotos!

Saint-Pierre-Quiberon, sus pueblos y sus puertos en bici

¿Todavía no has visitado la bahía de Quiberon? ¡Ya estás tardando! Súbete a la bici y desde Plouharnel toma la vía verde «La Littorale«. Pasarás a la sombra de los pinos marítimos inclinados del bosque de Quiberon hasta el istmo de Penthièvre, en la entrada de la península.

Haz un alto en el camino para ver el mercado de Saint-Pierre-Quiberon y luego sigue hasta Port Orange. Disfruta de una terraza frente al mar y déjate envolver por el agradable ambiente costero que se respira.

¿Te apetece una tarde de playa? Desde Kerhostin a Rohu, las playas de la bahía son ideales para practicar deportes náuticos. También puedes llegar hasta las alineaciones de Kerbougnec: cinco filas de veinte menhires que guardan años de secretos y de historia.

Y, para terminar el día, rumbo a Portivy. Un antiguo puerto pesquero situado en la costa oeste ideal para contemplar el atardecer.

  • Para los amantes del océano, nada como un largo paseo por las playas de Plouharnel (Sainte-Barbe, Ty Hoche, La Guérite, Le Mentor o Mané Guen).
  • Para la vuelta, puedes dejar descansar las piernas y subirte al tire-bouchon, el tren que comunica Auray y Quiberon de finales de junio a finales de agosto.

Un viaje a través del tiempo en Saint-Goustan

Recorrer el sur de Bretaña nos hace retroceder en el tiempo. Por la mañana, sal a descubrir el barrio de Saint-Goustan, una joya medieval escondida al final del río Auray. Llegarás a este antiguo puerto comercial por un puente de piedra del siglo XIII. Disfruta paseando por sus muelles, que un día de 1776 recibieron la ilustre visita de Benjamin Franklin.

Más arriba, puedes recorrer las callejuelas bordeadas de casas con entramado de madera. Y los buscagangas y cazatesoros podrán disfrutar de lo lindo buscando objetos de coleccionismo y piezas raras en los mercadillos y talleres de artistas.

Reserva la tarde para iniciarte en la navegación a bordo de L’Indomptable, un antiguo barco  dedicado a la pesca de vieiras, ha sido restaurado y propone escapadas de media jornada por el río Auray. También puedes embarcarte el día entero en el Unity of Lynn y disfrutar de un crucero que combina navegación y degustación. ¿Estás listo?

  • Si estas callejuelas empedradas le dan un ambiente medieval, también destacan la historia marítima de Saint-Goustan, otrora destacado puerto en la época de las embarcaciones de vela.
  • El río Auray, que nace en Port-Navalo y desemboca en Saint-Goustan, está bordeado por paisajes verdes y magníficas propiedades… ¡visibles solo desde un barco! 

El golfo del Morbihan, el corazón de la ostricultura

¿Te gustan las ostras? ¡Pues tienes que ir al golfo del Morbihan!

Primera parada: el puerto de Arradon. Pasea por el pontón y disfruta de las vistas de Île-aux-Moines, Logoden, Holavre… Sigue el camino costero para rodear la punta de Arradon.

Para la vuelta, visita el vivero de ostras de Yvon Jégat. Con la llegada del buen tiempo, este apasionado ostricultores propone visitas-degustación. Venta directa todo el año. 

En Sarzeau, enamórate del puerto de Logéo: barcos anclados, botes secándose en la cala… ¡una estampa adorable! Aprovecha para tomar algo y luego sigue hacia las puntas de Bénance, Bréhuidic o Ruault, ¡en el corazón de la actividad ostrícola de la península de Rhuys! Un consejo: visita los productores para probar sus ostras y mariscos frescos. ¡Una explosión de sabor marino en tu paladar!

Rochefort-en-Terre, ciudad preferida de los franceses

Flores en verano, luces mágicas en Navidad. En cualquier momento del año es una maravilla visitar Rochefort-en-Terre, elegido pueblo favorito de los franceses en 2016.

¿Te agobian las multitudes? Entonces lo mejor es visitarlo pronto por la mañana o al final de la tarde. Deambula plácidamente por las callejuelas, entre casas con entramado de madera y magníficas mansiones góticas o renacentistas, muchas de las cuales están habitadas por preciosas tiendas de artesanía. Déjate tentar por una joya, un bolso de cuero o por… ¡delicioso turrón!

Pasarás sin duda por la encantadora plaza du Puits, con sus balcones floridos y sus impecables entramados de madera: ¡parece una postal!

Y para completar tu escapada a Rochefort-en-Terre, visita el Naïa Museum, donde podrás descubrir insólitas criaturas metálicas, mitad insecto mitad máquina. ¡Un universo fantástico y fascinante!

  • En el Auberge du Moulin Neuf, podrás disfrutar en primera fila de unas vistas impresionantes del lago… ¡y comer en el restaurante o tomar algo en el bar! ¡Su carta de cócteles, cervezas y licores es impresionante!
  • Desde la plaza Saint-Michel, podrás disfrutar de una panorámica excepcional sobre las colinas de pizarra circundantes que otrora suministraron material para las construcciones de la ciudad.

Nos gusta

  • Beber un café con los «greks», el apodo bretón dado a los habitantes de Groix y que significa «cafetera». ¡En la isla, el café es toda una institución!
  • Navegar por el río Auray, bordeando las márgenes boscosas con la sensación de acceder al interior de la Bretaña.

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