Desde que se renovó en 1996, el Notre Dame de Rumengol es la estrella de las fiestas marítimas y de las escapadas náuticas, aunque es una celebridad muy asequible. En sus 22 metros de eslora, acoge hasta 27 personas en salidas de un día, y 11 personas en cruceros, de abril a octubre. Seguro que te dan ganas de llegar al Aulne o de hacerte a la mar en el Iroise. El barco puede salir de Brest todos los días y navegar tranquilamente a lo largo de las costas protegidas de la rada. Y cuando el viento sopla e hincha las velas, las sorpresas se suceden: Mickaël, el patrón, y los 2 marineros, comparten encantados la caña y dejan que todo el mundo participe en las maniobras. El barco, de gran bodega que recuerda la época en que transportaba vino o arena, es muy cómodo y funciona muy bien. Desde la cubierta, los marineros por un día descubren una rada desconocida, rodeados por otros veleros.
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