Un mar agitado
Son las diez y media de la mañana cuando salimos tranquilamente del puerto y Lucky pone las cartas sobre la mesa: «Aquí el oleaje es a veces muy pronunciado y las corrientes son de las más fuertes de Europa. Si a eso añades más de una centena de islotes y arrecifes rocosos a ras de agua, comprenderás por qué hemos perdido la cuenta de los restos de naufragios que se encuentran en Iroise». Pero… ¡tranquilo! Hoy, por suerte, nos dirigimos a la punta de Saint-Mathieu con un mar manso y bajo un sol abrasador. Antes de poner rumbo al oeste, Lucky se detiene a contarnos la leyenda y la historia de la abadía edificada en el siglo XI y de la estela erigida en recuerdo de los navegantes que perdieron la vida en el mar.
