
© Emmanuel Berthier

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© Pierre Torset
¿Kerlouan? Quizás el nombre no te diga nada, pero seguramente reconocerías sus puestos de guardia (unas casas-fuertes completamente construidas con piedra), sus cabañas y sus bonitas playas, que ilustran numerosas postales y guías turísticas. No dejes de visitar la preciosa aldea de Menez-Ham, ni su puesto de guardia (s. XVII) camuflado entre dos peñascos, ni sus cabañas restauradas… No te dejarán indiferente.
En esta región no se conforman con decorar la costa con peñascos. En el interior, la capilla Pol está rodeada de ellos. Fundada en el siglo XVI y reconstruida en el XIX, su campanario sigue irguiéndose orgulloso entre las piedras. Al lado, se puede contemplar una caseta de piedra ordenada construir por el arquitecto de fortificaciones Vauban para prevenir las incursiones inglesas.
Para quien busque un poco de descanso, no hacer nada… la extensa playa de arena fina de Brignogan es perfecta con su marco de bloques de granito. No lejos de aquí, la punta de Pontsuval y su puertecito son un excelente objetivo para un paseo. El GR 34 que sigue el sendero de los aduaneros permite acceder a calitas que se alternan con imponentes peñascos con formas de animales (tortuga, cabeza de perro…).
Numerosos navíos se hundieron ante las costas del Pays Pagan. Cuenta la leyenda que sus habitantes provocaban estos accidentes a propósito, que andaban de noche por las dunas linterna en mano para atraer a los barcos hacia la costa, donde encallaban, se hundían y su mercancía era arrastrada por el mar hasta la arena.
Oficina de Turismo de Lesneven-Côte des légendes