



La leyenda cuenta que, mientras trasladaban el cuerpo del apóstol Mateo, unos mercaderes de Léon se salvaron milagrosamente de un naufragio frente a las costas de esta punta. En el siglo VI, para albergar y proteger las reliquias del santo, el monje Tanguy fundó el primer monasterio en ese mismo lugar. De aquella abadía, solo subsisten la fachada románica, las bóvedas de piedra del coro y las arcadas de la nave. La hora de la puesta de sol es ideal para dar un paseo ya que la abadía luce muy hermosa a la luz del faro. Detrás de esta, la capilla Notre-Dame-de-Grâce atesora un pequeño museo que contiene algunos vestigios de la antigua abadía.
El sendero marítimo de la punta te conduce a los menhires cristianizados. A las dos piedras coronadas con una cruz se las conoce como «La horca de los monjes». Pero no puedes irte de la punta sin antes contemplar las vistas desde lo alto del faro. ¡Ánimo! Subir 163 escalones hasta la cima no es nada ante la hermosa vista que podrás contemplar de los escollos de los Vieux Moines y el faro de las Pierres Noires.
Cerca de allí, el puerto Le Conquet es el punto de partida para visitar Ouessant y Molène. Desde el siglo XIX, el puerto es famoso por la pesca de langosta y buey de mar. Desde la punta de Kermorvan, disfrutarás de las vistas más hermosas de Le Conquet y el archipiélago de Molène. Por la noche, el centelleo de los faros a lo lejos es deslumbrante.
El pueblo costero de Plougonvelin, con sus aguas turquesas y cinco playas, tiene muchas cualidades para seducir a los bañistas. Los amantes de sensaciones fuertes probarán la tirolina del fuerte de Bertheaume, un lugar estratégico que custodia la entrada de la ensenada de Brest. En verano, se organizan circuitos de espectáculos para el público.
Gracias a un itinerario de Brest a Brignogan, puedes descubrir todos los faros de la región. Hay 17 faros en la costa, 13 en el mar, 85 torrecillas y 204 balizas flotantes… Las cifras dan vértigo. En Ouessant, el museo de faros y balizas te enseñará mucho más sobre la historia de estos edificios y la vida de sus guardianes.
Oficina de Turismo del Pays d’Iroise