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©Emmanuel Berthier

Las islas de Ouessant y Molène

¡Última parada antes de América!

¿Estás preparado para llegar hasta el final? Entonces, rumbo a la isla de Ouessant y al archipiélago de Molène, las joyas del Parque Natural Marino de Iroise. En este extremo de la costa oeste de la Francia continental, tu estancia tendrá un sabor único y revitalizante. Un collar de islas irreal, suspendido entre el cielo y el mar… ¡Una experiencia de inmersión única!

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A 30 km de la punta Saint-Mathieu, en el extremo del continente, de las casi veinte islas e islotes que componen el archipiélago solo Quéménès y Molène están habitadas. Visita obligada: Beg ar Loued, testigo de la antigua ocupación de este pedazo de paraíso desde la Edad de Bronce. ¿Te gustaría entender la vida en la isla, su biodiversidad, su historia y la vida cotidiana de sus habitantes? Entonces, debes visitar el centro de interpretación de la isla, recientemente renovado. En cuanto a la fauna marina, los delfines mulares y las focas grises son habituales en estas aguas claras. Y entre las numerosas aves que frecuentan estas costas, el charrán, reconocible entre todas con su cabeza de casquete negro, es el más emblemático.

Ouessant, el centinela de los arrecifes

Después de Molène y la corriente de Fromveur (« gran torrente » en bretón), aparece la isla de Ouessant. Con sus 7 km de longitud y forma de pinza de cangrejo, bordeada de fantasmagóricas rocas. El tamaño de los acantilados da su nombre celta a la isla, ouxisama, « el más alto ». El litoral de la punta de Pern ofrece un espectáculo extraordinario. En medio de los arrecifes cincelados permanecen los restos de la Villa des Tempêtes. No muy lejos se pueden ver las ruinas de una sirena de niebla que en su día fue activada por caballos.

Una cadena de faros para guiar a los barcos

Los habitantes de Ouessant han instalado señales para ayudar a los navegantes. En la isla o cerca de ella se levantan majestuosos faros. El primero, el faro Stiff, fue construido en 1695 por Vauban. El faro de La Jument, rematado en rojo, y el de Keréon, apodado « el palacio » por su carpintería, fueron erigidos en el mar con increíbles esfuerzos. El faro de Créac’h, uno de los más potentes del mundo, se reconoce por sus rayas blancas y negras.

¿Lo sabías?

¿Perforaciones en las ovejas?

De octubre a febrero, las ovejas de Ouessant pastan libremente en los pastos salados. Sus dueños pueden reconocerlas por las muescas de las orejas.

Las casas de Ouessant

Tratando de olvidar el viento, las ovejas y algunos huertos se refugian tras muretes de piedra. En Niou Uhella, podrás sentir del alma de Ouessant visitando una casa isleña. Una casa pequeña con dos habitaciones simétricas: la penn ludu, donde se vive, y la penn brao, donde se reciben y guardan los objetos que traen los marineros. Los muebles, fabricados con restos de madera de naufragio, son de colores sorprendentemente vivos.

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