
©Franck Hamon

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©Noé C. photography

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La historia del arte de esta ciudad se extiende desde los vestigios del siglo I AC a los contemporáneos de Champs Libres. Siglos de historia dibujan la ciudad. Alrededor de las dos plazas reales (la del Parlamento y la del Ayuntamiento) se yerguen las casas medievales de entramado de madera y los palacetes renacentistas. En las calles adoquinadas, el patrimonio arquitectónico se muestra con elegancia. Su alma creadora alberga otras influencias como puede apreciarse en los mosaicos Art Déco de Odorico o en el parque del Thabor.
Pasear por las callejuelas del casco antiguo permite ir descubriendo su encanto en las escaleras y galerías suspendidas. Podrás observar casas medievales con entramado de madera del siglo XV, de techos vertiginosos y también las casas más tardías en las que cada piso es más prominente que el anterior. Te sorprenderá la alegría de las calles con sus cafés y sus terrazas… como la calle Saint-Sauveur, la calle del Chapitre, la Plaza del Champ-Jacquet, la calle Saint-Michel o el solemne y luminoso Palacio del Parlamento, que marcó la llegada del «arte monárquico» en el siglo XVII. Este majestuoso edificio fue reconstruido tras el devastador incendio de 1994. La Gran Cámara es su obra maestra.
Aquí el placer es el rey. El Mercado des Lices, uno de los más bonitos de Francia, rezuma colores y sabores. ¿ Hay mayor placer que compartir unas ostras en una terraza frente al mercado? Y después, para oxigenarse, el parque del Thabor posee un jardín de estilo francés, un jardín botánico, una magnífica rosaleda y el café-exposición del Patio de los Naranjos. Más urbanas son las tiendas trendy y las boutiques de creadores que transforman el concepto de salir de compras. Aparte de los restaurantes que renuevan con maestría los ingredientes tradicionales y locales, puedes hacer un alto en un bar o en un pub o, ¿por qué no?, en una crepería tradicional. La salida puede continuar con un café-concierto o una discoteca del centro de la ciudad. Los habitantes de Rennes parecen haber encontrado una poción mágica.
Oficina de Turismo de Destination Rennes Tourisme et Congrès
¿Quieres volar a Rennes? Puedes elegir entre numerosas compañías aéreas que ofrecen vuelos regulares y de bajo coste. Por ejemplo, hay vuelos baratos desde Barcelona (1 h y 40 min) y haciendo conexión en París (unas 4 h). El trayecto desde Madrid, con conexión en París, es de 4 h y 20 min. Desde el aeropuerto, puedes llegar al centro de la ciudad en autobús en 20 minutos.
En coche, calcula unas 11 h desde Madrid y unas 10 h y 30 min. desde Barcelona; y 3 h y 30 min. desde París (por la A11 y luego la A81).
Si deseas un viaje más económico, elige entre las compañías de autocares Isilines, Eurolines, Flixbus y Ouibus.
A Rennes puedes viajar en tren desde las principales ciudades. Tras la llegada de la Línea de Alta Velocidad en julio de 2017, Rennes se encuentra a solo 1 h y 30 min de París-Montparnasse. Todos los días, 22 trenes TGV, InOui y OuiGo cubren el trayecto desde París.
Con solo pasear por las callejuelas adoquinadas del casco antiguo y por las calles peatonales, ya podrás palpar el alma de la capital bretona. ¿Sabías que Rennes es una de las pocas ciudades provinciales que cuenta con un metro? En él podrás recorrer rápidamente la ciudad de norte a sur. La red STAR (autobús + metro) te permitirá descubrirla con total comodidad en transporte público y dejar tu coche en un aparcamiento disuasorio. Y si te apetece, tienes a tu disposición las bicis compartidas desde un euro. Las conexiones TER (Tren Regional) también te llevan a la costa, en especial a Saint-Malo, en menos de una hora.