Si sus 4 estrellas bastan para que este camping brille con luz propia, harán falta más de cuatro líneas para hablar de él ya que se trata de una auténtica ciudad de vacaciones donde gozar de libertad y seguridad, en un entorno agradable y cercano a los clientes. Podrás bañarte, tomarte un helado o un aperitivo, hacer una barbacoa, acercarte a pie por la mañana a buscar el pan recién hecho, gozar de veladas organizadas alrededor del bar, tomar el sol, ir a la playa a pie (a unos 50 m) o practicar actividades náuticas. El aburrimiento no tiene cabida y no es necesario activar la imaginación ya que todo está pensado para dejarse llevar por la magia de Finisterre. Tu única “obligación” será soñar con los ojos abiertos, contemplando Guilivinec, Penmarc’h y el mar.
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