Coucher du soleil au port HaliguenCoucher du soleil au port Haliguen
©Coucher du soleil au port Haliguen|Clarom69 - Fotolia.com

La península de Quiberon

Entre una costa salvaje y playas de arena fina

Al Oeste se despliega una espectacular costa salvaje, mientras que al Este se suceden bonitas playas de arena fina. Así es la península de Quiberon a lo largo de sus 14 km y con una variedad de paisajes que convencen nada más llegar. Es uno de los destinos turísticos de playa más conocidos en Bretaña y también el punto de partida hacia Belle-île, Houat y Hoëdic.

Descubrir La península de Quiberon

Con la mirada hacia el Oeste, esta magnífica costa salvaje se extiende a lo largo de 8 km desde el Castillo Turpault hasta la punta del Percho. Acantilados mordidos por el mar, arcos tallados por las olas… Incluso con tiempo tranquilo, el espectáculo de las olas aplastadas sobre las rocas es sobrecogedor. Detente en la punta de Beg-er-Goalennec donde disfrutarás de unas vistas increibles al horizonte y a Belle-île.

¿Lado playa o lado salvaje?

La península de Quiberon posee unos 30 km de costa y es famosa por sus playas. De todas formas, posee otras facetas que requieren un poco más de tiempo para ser descubiertas: a lo largo de la ruta de la costa salvaje se suceden los yacimientos megalíticos y el interior de la isla guarda en secreto la existencia de aldeas preciosas.

Un destino activo

En Quiberon son numerosas las actividades relacionadas con el mar: paseos, pesca en barco, vela, carro de vela, kayak, kite-surf… La península es uno de los mejores centros de surf de Bretaña. El sendero de la Grande Randonnée da la vuelta a la península y existen circuitos de bicicleta con los que devorar toda la península.

¿Lo sabías?

Fantasía medieval

Aunque no puede visitarse, la silueta del Castillo Turpault es un emblema de la península de Quiberon con sus torretas, almenas… Pero, no es medieval en absoluto, sino un delirio de un rico empresario en 1904.

Aldeas de antaño y tiendas modernas

Sumérgete de nuevo en el encanto de los pueblos bretones de antaño. Las aldeas se hallan un poco retiradas de la costa pero ofrecen vistas dignas de una postal: con sus callejuelas estrechas, bordeadas de casitas blancas, postigos azules y hortensias en flor… El tiempo parece detenerse. Todo lo contrario sucede con las bonitas tiendas de Quiberon y sus tentaciones actuales. Los amantes del buen comer no tendrán problema con los numerosos restaurantes de marisco, pescado y creperías. Pero no te olvides de nuestras especialidades: la niniches (un caramelo), el salidou (una crema de caramelo a la mantequilla salada), las galletas de Quiberon, el pescado ahumado y las famosas conservas de sardinas.

Web Oficial de Turismo de Bretaña
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