



El bonito río Blavet, que nace en la provincia de Côte d’Armor, serpentea hacia el sur hasta morir en Lorient. En su discurrir dibuja un relieve heterogéneo entre landas, bosques y paisajes encantadores que van conformando un campo lleno de naturaleza donde se esconden las capillas y las fuentes sagradas. Entre los monumentos más imprescindibles se encuentra la insólita ermita de Saint Gildas (Bieuzy-les-Eaux): una capilla construida bajo una roca gigante.
A orillas del río Blavet, la capilla de Saint-Gildas parece estar aguantando esa roca enorme y lo que más sorprende es que la ermita ha sido tallada en la roca. Cuenta la leyenda que san Guildas y san Biezy vivieron en esta gruta natural en el siglo VI. Más tarde se transformó en oratorio y, posteriormente, se convirtió en el centro del Priorato de La Roche-sur-Blavet. La capilla se edificó por primera vez en el siglo XV y fue reconstruida en 1837. ¡Vale la pena verla!
Los celtas atribuían al agua propiedades médicas y por ello veneraban las fuentes. No es extraño que una capilla se encuentre cerca de una fuente. Se recomienda la visita de la capilla de Saint-Nicodème situada en pleno bosque, con su flecha típica del gótico flamígero. Más lejos, la capilla de Saint-Nicolas-des-Eaux contiene bonitas pinturas de inspiración popular.
Cada año, durante el Festival del Arte en las Capillas estos pequeños santuarios de los siglos XV y XVI del valle del Blavet albergan las obras de artistas contemporáneos. Una mezcla de géneros muy bonita.