



Pueblecito medieval, Binic creció hasta convertirse en uno de los puertos de pesca más importantes de Francia. Las campañas de los “terre-neuvas” le garantizan esa categoría. En el muelle Jean Bart, las hermosas casas de los armadores del siglo XVIII, de granito y esquisto, son testigos vivos de esta próspera actividad. Durante el siglo XX, este pueblo se convirtió en un agradable puerto deportivo y en una encantadora localidad costera. Los barcos siempre se refugian detrás del gran embarcadero de 350 metros, llamado por los habitantes de Binic “la gran muralla”.
Al otro lado del muelle, la playa del puerto exterior espera a toda la familia. Bordeada por rocas y casetas de madera verde, y coronada por pinos, la playa cuenta con un aspecto muy simpático. En el centro urbano hay una segunda playa. Su piscina de agua de mar, su paseo y los chalets que la bordean confirman la vocación costera del pueblo. En un decorado más natural, la playa de Corps de Garde se extiende al pie de la punta de la Rognouse.
Entrando y saliendo de la localidad para unir las playas, el GR 34, o sendero de los Aduaneros, avanza recorriendo toda la costa y ofrece grandes vistas de la zona costera y la bahía de Saint-Brieuc. Al final del invierno, las mimosas dan color a las inmediaciones del camino alternándoselas primero con la aliaga y posteriormente con los brezos. El mar y el páramo perfuman sus paseos. Si tus piernas prefieren pedalear, hay circuitos de bicicleta de montaña que se adentran en el campo, hacia los bosques y los estanques de Lantic.
En el museo de Binic también se puede pasear por el tiempo. Casi 1000 objetos (ropa, tocados, herramientas…) ponen de manifiesto los vínculos que existen entre el entorno y sus habitantes. Los instrumentos evocan la época de los “terre-neuvas”. Sus esmeradas presentaciones destacan las actividades tradicionales, como la elaboración de la mantequilla y la sidra, o el cultivo del lino o del trigo sarraceno.
¡Lo bueno siempre está presente! Cada jueves tiene lugar uno de los mercados más grandes de la región. 200 comerciantes se extienden sobre los muelles y las calles peatonales. Por la tarde, se disfruta de otras animaciones en forma de veladas en terrazas, conciertos y fuegos artificiales. La Fiesta del bacalao y el Binic Folks Blues Festival hacen destacar este alegre programa.
El mercado de Binic da continuación a una tradición muy antigua: ya en el siglo XVI, había ferias que reunían en los muelles los productos de la tierra, del mar, de los comercios y de los armamentos de las navieras. Esto servía, en particular, para avituallar los barcos que iban a zarpar.
Oficina de Turismo de Binic – Etables-sur-mer