1. Un slow camp en el fin del mundo
Embruns d’herbe, Plogoff
¿Has dormido alguna vez en una cabaña de paja? ¿En un ecolodge de cáñamo? O en una habitación de… ¿lana de oveja? En la punta del cabo Sizun, Embruns d’herbe dispone de alojamientos de lo más alternativos. ¡Pero no solo eso! Este slow camp del fin del mundo ofrece además una panorámica impresionante de los páramos y el océano. ¡Y mucha paz y tranquilidad! Los únicos vecinos aquí son las gallinas, los caballos y… ¡¡¡las ranas del estanque!!! Un retiro ético para recargar las pilas después de una sesión de surf en la bahía de Trépassés. Entre la punta de Raz y la punta de Van, sus olas hacen las delicias de los surfistas, principiantes y experimentados, durante todo el año.