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©BERTHIER Emmanuel

La ruta de los faros

En el destino «Brest, entre tierra y océano»


Las costas bretonas tienen la mayor concentración de faros del mundo. Y la palma se la lleva el Finisterre. Desde la isla Vierge hasta el faro Stiff, pasando por la punta Saint-Mathieu o el faro del Petit Minou, sube a lo alto de estos centinelas del mar y disfruta de asombrosas panorámicas hasta donde alcanza la vista.

De un vistazo

1. Un gigante de granito

Faro de la isla Virgen

¡Nada menos que 365 escalones! En Plouguerneau, entre paredes cubiertas de opalina azul, una empinada escalera de caracol conduce a la cima del faro de la isla Virgen, el más alto de Europa y el más alto del mundo en piedra tallada. La linterna de luz blanca de este gigante de granito de Kersanton bien merece el esfuerzo: a 82,5 m de altura, ofrece una espectacular vista de la región de las rías. Y el broche de oro: el acceso en barco da la impresión de estar haciendo el relevo de la guardia, aunque hoy en día el faro funcione de forma automática.

Abierto de abril a octubre

Faro de la isla Virgen


2. Centinela del fin del mundo

Faro de Saint-Mathieu

Rumbo al oeste, ¡a toda vela! En la punta Saint-Mathieu, en Plougonvelin, te espera un escenario anacrónico. De las ruinas de una antigua abadía, emerge el faro de Saint-Mathieu. Tras 163 escalones, un guía nos narra la historia y la función de este elegante edificio, construido en 1835. Su linterna indica a los marinos el camino de la bocana de Brest, que no es tarea fácil en días de tormenta. Cuando reina la calma, se puede contemplar un panorama espectacular, desde la punta del Raz hasta la isla de Ouessant.

Abierto durante todo el año

Faro de Saint-Mathieu

3. Guardián del canal del Four

Faro de Trézien

Un detalle que lo distingue de los demás: el faro de Trézien guía los barcos por el canal del Four desde tierra adentro, en Plouarzel. El edificio, hecho de granito procedente de Aber-Ildut y Lampaul-Plouarzel, se eleva a 500 m de la orilla, no muy lejos de la punta de Corsen, donde las aguas del canal de la Mancha se mezclan con las del Atlántico. A 37,2 m de altitud, 182 peldaños conducen a su adarve en voladizo. A lo lejos, se adivinan los contornos del archipiélago de Molène y la isla de Ouessant.

Abierto de abril a septiembre

Faro de Trézien


4. El vigilante de la rada de Brest

Faro del Petit Minou 

Colocado en la entrada de la rada de Brest desde mediados del siglo XIX, su estructura de piedra de 26 m de altura destaca sobre el mar al final de un sinuoso espigón. Un emplazamiento único para asegurar la entrada de la bocana, el brazo de mar que une la bahía con el océano Atlántico. Frente a ti, la península de Crozon y Camaret-sur-mer, y, más al oeste, la punta Saint-Mathieu y su impresionante faro. Para llegar, debes seguir el camino de la costa, el mítico GR®34. Si tienes espíritu marinero, sube a bordo del Grand Bleu y descubre el Petit Minou desde el mar. ¡Alucinante!

Abierto en julio y agosto 

El faro del Petit Minou 

5. En la punta oeste

Faro de Kermorvan 

Enclavado en un afloramiento rocoso en el extremo de la larga península de Kermorvan, su robusta silueta cuadrada inspira confianza. Totalmente automatizado, guía a los barcos a través del chenal du Four, el paso que permite acceder o salir del mar de Iroise. Para llegar, hay que recorrer el Fort de l’Îlette antes de cruzar el puente que lo une con la costa. ¿La recompensa? Una espléndida vista del puerto de Le Conquet por el lado de la ría y, al oeste, el bravo mar de Iroise.

Abierto todos los días de julio, agosto y los fines de semana de septiembre 

Kermorvan


6. El más antiguo

Faro de Stiff

En la isla de Ouessant, dos torres configuran el faro de Stiff, diseñado por Vauban: en una se encuentra la linterna y en la otra las escaleras. En funcionamiento desde 1700, es el faro bretón más antiguo que continúa activo. Tras una reciente reforma, el Stiff se alza reluciente sobre el mar de Iroise, en lo alto de un acantilado y a 90 m de altura sobre el oleaje. Un apasionante recorrido museográfico relata su historia. No dejes de visitar, en las casas de los guardianes, las exposiciones del Conservatorio de la abeja negra bretona. ¡Otra centinela de Ouessant!

Abierto de abril a septiembre

Faro de Stiff


7. Un museo revelador

Faros y balizas

¿La señalización marítima te resulta compleja? No hay como una visita al Museo de faros y balizas de Ouessant para verlo todo mucho más claro. Instalado a los pies del faro de Créac’h, aloja en su interior la lámpara gigante de este último, además de otros faroles de carbón, lentes de Fresnel, lámparas de arco eléctrico… Unos 800 objetos son testimonio de tres siglos de evolución tecnológica. Maquetas, fotos y vídeos nos sumergen en las obras de construcción de estos centinelas míticos y en la vida de sus guardianes. Se trata de testimonios que imponen respeto.

El museo cierra para ser renovado y modernizado. Reapertura prevista en 2026

Museo de faros y balizas

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