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©Eugénie Ragot

Bretaña, una galería de arte al aire libre

En Bretaña encontrarás arte contemporáneo por doquier, ¡no solo en las galerías de arte! Presta atención y descubre las joyas que esconde… Vas paseando, abres una puerta, das un paso a un lado, levantas la mirada y… ¡bingo! ¡Tropiezas con un tesoro! Te desvelamos seis lugares únicos

De un vistazo

1. Diseño y poesía sobre el agua

El mirador del Vilaine, de Ronan y Erwan Bouroullec, en Rennes

Comenzamos por el barrio del Mail, en Rennes, la capital bretona. Sobre el río Vilaine flota una extraña estructura, a los pies del edificio Jean Nouvel y a un paso de las torres Horizons, construidas en los años 70 por Georges Maillols. Esta obra es fruto de la imaginación de Ronan y Erwan Bouroullec, diseñadores bretones de renombre internacional. Atracado en la orilla, se eleva el mirador con su delicado diseño. Al anochecer, bañado por la luz, solo se ven los mágicos reflejos que proyecta sobre el río. ¡Pura elegancia y presencia!

Le Belvédère Ronan y Erwan Bouroullec

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2. A la orilla derecha, a la orilla izquierda… ¡y en el medio!

Ty Kodak y la pasarela Max Jacob, en Quimper

Su loza, sus entramados de madera… pero además de estos tópicos conocidos de la ciudad, la capital de Cornouaille alberga en sus muelles un edificio impresionante, que llama la atención por su estilo vanguardista y sus formas redondeadas. Es una obra de Olivier Mordrelle, que en 1933 diseñó la Villa Savoye de Le Corbusier. Nada que ver por tanto con el regionalismo o lo pintoresco… Persiste y firma con el garaje del 24 boulevard Dupleix, justo enfrente, actual sede de la redacción de Ouest France. Entre los dos edificios, el Odet y sus pasarelas. Y entre estas, una joya: la dedicada a Max Jacob. Firmada por Elisabeth Garouste y Mattia Bonetti, los Bonnie and Clyde del diseño contemporáneo. En uno de los pilotes, un retrato del poeta de Modigliani aparece y desaparece al compás de las mareas. «Bretaña es un milagro», escribió, «coches, casas al estilo Le Corbusier, pintalabios…». ¡Sin dejar de ser Bretaña!

Ty Kodak

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3. Dejar entrar el sol

Las vidrieras de la colegiata de Notre-Dame, en Lamballe

¿Qué tienen en común una capital medieval, una yeguada nacional y Mathurin Méheut, pintor conocido por sus representaciones de escenas bretonas, mar y naturaleza? La respuesta es Lamballe, ciudad de arte e historia del departamento de Côtes d’Armor. Pero de ahí a asociarla con la excelencia de la vidriera contemporánea… ¡no era evidente! Para entender el por qué, visita la colegiata de Notre-Dame, que domina la ciudad. Las vidrieras de Geneviève Asse caen cual telón sobre el escenario en grandes particiones de tonos azulados, marca personal de la artista, inundando el interior de luz natural. Las vidrieras de Olivier Debré, con su color ocre anaranjado, responden incendiando columnas y capiteles. Otra forma de expresar la pureza y el infinito.

Las vidrieras de la colegiata

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4. Una joya Art Déco

La capilla de Saint-Yves, en Saint-Brieuc

Atravesar las puertas del palacio episcopal es un auténtico espectáculo visual. Una modernidad deslumbrante desde el claustro hasta la capilla de Saint-Yves, decorada hasta el techo con motivos geométricos y una profusión de colores. Todo es extraordinario: las formas cubistas, el altar mayor con sus mosaicos de Odorico, las pinturas al fresco… Y por todas partes (suelos, mobiliario…) la impronta de Seiz Breur, un colectivo de artistas que buscaba reinventar las artes decorativas populares rompiendo con la imagen estereotipada de la Bretaña. En estos espacios restaurados y abiertos al público se respira un ambiente muy zen. Ideal para tomarse el tiempo y disfrutar del momento.

 La capilla de Saint-Yves

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5. Por el sendero, un milagro en equilibrio

En Dinard, Il Peso del Vento (El peso del viento), 2015, Penone

Vamos paseando con la mirada puesta en el horizonte, extasiados ante la inmensidad del océano… cuando, de repente, en la punta de la Malouine, en el GR®34, se alza un árbol a modo de vigilante. Una gran piedra, cual enorme corazón, anida en su tronco pelado. Se trata de una escultura monumental realizada en bronce del artista italiano Giuseppe Penone, figura destacada del movimiento artístico Arte Povera. Desde sus 13 metros de altura domina la prestigiosa villa Greystones. Una historia entre el ser humano y la naturaleza que acompaña a quienes se toman el tiempo de escucharla por el camino.

Giuseppe Penone

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6. Un molino y su curiosa vida

El mirador de las olas, en Saint-Benoît-des-Ondes

Cancal o el Monte St-Michel son visitas obligadas del norte de Bretaña para cualquier turista. Pero, ¿y Saint-Benoît-des-Ondes? ¡Descúbrelo, merece la pena! Te espera una obra de arte extraordinaria y unas vistas impresionantes. Primero fue un modesto molino durante dos siglos.  Luego, Jean-Luc Vilmouth, artista francés de renombre, lo transformó en un lugar para disfrutar de un paraje excepcional: la bahía del Monte Saint-Michel. Una azotea panorámica al aire libre, barandillas con curvas depuradas, inspiradas en las ondulaciones del agua y del viento: una visita obligada abierta al mar ¡y a nuestra imaginación!

El mirador de las olas

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