De faro a faro por el fisterre bretón

La isla de Ouessant y sus faros

Nos despertamos en Le Conquet, teníamos planeado una ruta en Barco a visitar la isla de Molene, pero amaneció lluvioso con fuerte viento y oleaje, por lo que tuvimos que suspender la salida y visitar otra de las islas.
Desde el mismo puerto cogimos un Ferry que nos llevo hasta la Isla de Ouessant, nos informamos durante el trayecto de lo que podíamos visitar en la isla y los posibles recorridos.

Una vez llegados al puerto Ouessant, hay varias formas de llegar al pueblo de Lampaul, mediante bicicleta, autobús o taxi. Nosotros elegimos el Bus, que son unos 4€ por persona viaje de ida/vuelta. Tomamos un café para coger fuerzas y de allí, comenzamos nuestra ruta hacia el “Phare du Creac´h”. Mientras nos dirigimos al Faro, cada una de los jardines de las casas que hay para salir del pueblo, disponen de coloridas y grandes fuentes de flores y plantas.

La gran sorpresa fue acercarnos a la costa donde se encontraba el Faro, aunque el día era lluvioso, era como estar una escena de película, Grandes rocas, acantilados, olas gigantes, prados verdes, en el fondo no queríamos movernos de allí.

La siguiente parada de la ruta estaba a unos 30 minutos, en la pointe de Pern, donde podíamos visualizar a lo lejos uno de los conocidos faros en el mar “Phare de Nividic” aunque tengo que ser sincero, mi ilusión era poder ver el Faro “La Jument” uno de los mas conocidos de la zona por sus cientos de fotografías con olas gigantes a su alrededor.

Tras visitar estos dos puntos, volvimos al pueblo para comer algo y coger de nuevo el Ferry que nos trasladaría de nuevo a Le Conquet.
Nuestra próxima parada era hacia la punta de Saint Mathieu, donde nos alojaríamos en un precioso hotel justo al lado del Faro.

La punta Saint-Mathieu y Saint Renan

Nuestro tercer día comienza con un fuerte desayuno frente al espectacular Faro Saint-Mathieu, En el Faro nos recibe Loic, quien nos mostrara y explicara en una visita guiada, la historia de este fabuloso Faro que data del 1835, unas vistas desde lo alto espectaculares de la costa y de los restos militares que existen de las dos guerras mundiales.
Su interior y la pronunciada subida de mas de 50 metros de altura hacen que este Faro construido junto a una Abadía, sea una visita obligada, Por cierto, La abadía esta abierta al publico cual puedes visitar y pasear por su interior.

Aunque el amanecer ha sido intenso, nos dirigimos al pueblo de Saint Renán, los sábados es día de Mercado. Uno de los mayores mercados de Finisterre, donde sus productos locales de la tierra y el mar cobran protagonismo. Esta situado en el centro de la ciudad, recorriendo la Rue Saint-Yves, pasando por la Pl. du Vieux Marche.

Roscoff y la bahía de Morlaix

Para este día nos hospedamos el día anterior en La Brise en Roscoff, una casa de huéspedes que cuida cada detalle sus rincones y habitaciones.

Tras varios días de viaje y nuestra pasión por la naturaleza, es el momento de hacer una excursión en lancha rápida por el mar, partimos con Gwendal, que nos llevara hasta Chateau du Tureau, en la bahía de Morlaix.

El castillo se construyo para proteger la Bahía de los saqueos ingleses, y aunque nuestra visita fue bastante libre, existen modalidades para visitarlo con guías, visitas teatrales y/o cantadas.

A nuestra vuelta y con la ayuda del capitán, nos explico algunas de las zonas donde se podían visualizar leones marinos, con la gran suerte de ver bastantes, surgían del mar o descansaban en las rocas que encontramos en la bahía. Todo un espectáculo de la naturaleza.

A media mañana y tras comer, trazamos nuestra ruta Ile Callot, la cual puedes ir caminando en marea baja, puesto que queda al descubierto la carretera y el paseo es alucinante, veras como todo el mundo aprovecha las 6 horas para aventurarse y cruzar a pie.