1. La playa, el terreno de juego excelencia
Las playas bretonas, con paisajes que cambian al son de las mareas, son las estrellas indiscutibles de las vacaciones familiares. ¡Las reinas del chapuzón! Te presentamos las más recónditas, de aguas cristalinas, aunténticas joyas de la naturaleza: la cala de Rospico, en Névez, la playa de Trois Fontaines, en Arzon, la cala de Pissot, en Val-André. Construir castillos, saltar las olas, escalar por las rocas… Y, en marea baja, ir a la caza de cangrejos y conchas marinas nacaradas. Una red, un par de botas y listos para un inolvidable día de pesca a pie acompañados por un guía de la oficina de turismo local. ¡Momentos entrañables para saborear acompañados de deliciosas crepes de mantequilla salada!


